En una carta de 1965, rescatada en las primeras vitrinas de
la exposición que el Victoria & Albert londinense dedica a Pink Floyd, Syd
Barret informa a su novia de los modestos avances en el grupo que acaba de
montar. Habían adquirido por 20 libras una furgoneta Bedford negra para
transportar el material a los conciertos. “Han pintado una raya blanca en la
furgoneta y se ve bonita con nuestro nombre”, explica. “No se puede ver el
nombre porque es demasiado pequeño. Tampoco se me puede ver a mí porque estoy
en la parte trasera”.
La misiva introduce al visitante en el enigma de Pink Floyd.
Una banda que ha vendido 300 millones de discos, un auténtico icono cultural
del siglo XX, cuyos miembros, en palabras de Aubrey Powell, fundador del equipo
de diseño Hipgnosis, responsable de sus famosas portadas, se las apañaron para
ser “invisibles como individuos”.…Más
0 comentarios :
Publicar un comentario